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Muro verde: el inicio de un sueño

El «Muro verde» es un proyecto iniciado por estudiantes de la Facultad de Artes en Mexicali, preocupados por la falta de espacios para exponer sus obras. La facultad no poseía un lugar apropiado para que ellos montaran sus propias exposiciones, y decidieron no esperar a que la institución resolviera esta carencia. Hoy en día, el proyecto lleva ya nueve años de existencia. Tanto en Mexicali como en Tijuana esta iniciativa estudiantil dio su primera exposición a decenas de artistas.

Lo que muy pocos saben es que esta historia comenzó con una chica revolcándose en un lienzo lleno de pintura.

Exposición en el «Muro verde» en Mexicali en 2018.

Este es el primero en una serie de artículos sobre este proyecto. Abordaré desde sus orígenes hasta la actualidad, aportando la mayor cantidad posible de detalles. Esta ha sido una complicada tarea que involucró muchísimas entrevistas y la comprobación de datos de difícil acceso, más aún en pandemia.

Logotipo actual del Muro verde

En 2012, la tercera generación de la carrera de artes plásticas, cursaban la materia «Pintura II» con la profesora donde las compañeras Gabriela Othon e Isela Quiñonez expusieron sobre el tema de pintura abstracta. Después de la exposición, a manera de práctica, chicas del equipo proporcionaron un lienzo y cubetas de pintura al resto del grupo. El objetivo era crear un action painting, que es un género de pintura donde se arroja el pigmento con violencia hacia el lienzo.

Grupo de tercer semestre realizando un action painting grupal.

Los estudiantes comenzaron a hacerlo con gusto, cubriendo el lienzo de manchas de múltiples colores. Todo sucedía de manera convencional, hasta que repentinamente Isela Quiñonez pensó que era necesaria una intervención más directa y se lanzó de lleno sobre la pintura. Hablo literalmente: se acostó y empezó a agitar sus brazos sobre el lienzo, desparramando la pintura por todas partes, y manchando irreparablemente su ropa como es de esperarse. De hecho, la ropa quedó inservible gracias a esto.

Isela Quiñonez lanzándose de lleno a la pintura.

Esta súbita e impulsiva acción motivó al resto de los compañeros. Fue un momento sorprendente y gracioso. Los demás no al extremo de lanzarse sobre el lienzo como ella, pero algunos se quitaron los zapatos y calcentines para caminar sobre la pintura para darle mejores texturas.

El grupo terminando su pintura.

La experiencia fue muy gratificante para todos. Isabell Gallardo, una de las estudiantes del grupo lo describió como: «Uno de los mejores días que he pasado en la facultad». Titularon a su nueva creación «Sueño I». La práctica había sido tan positiva que deseaban exponer el trabajo para el resto de la escuela. Pero encontraron un obstáculo inmenso: no había lugar para que los estudiantes expusieron sus propias obras.

En ese entonces la Facultad de Artes de la UABC se ubicaba en la esquina de la calle Reforma y Pedro F. Pérez y Ramírez de la ciudad de Mexicali. Esta es una de las zonas más antiguas de la ciudad, y el edificio de la Facultad se construyó en 1924, durante el gobierno de Abelardo L. Rodríguez. A lo largo de su extensa historia llegó a ser palacio municipal, registro civil, comandancia de policía y también tribunales de justicia, entre otras cosas. Desde 1998 es considerado patrimonio cultural de la ciudad, de acuerdo al Instituto Nacional de Antropología e Historia. Es evidente la importancia histórica de este edificio.

Antigua fotografía del Palacio de justicia de Mexicali, construido en 1924. Al fondo puede verse la antigua estación de bomberos. Ambos edificios se transformaron en la Escuela de artes de la UABC (ahora Facultad) en 2004.

El instalar a la Facultad en un edificio tan antiguo y tradicional es un arma de doble filo. Por una parte, se trata de una bella construcción con un estilo muy clásico e interesante, que de cierta forma resulta estimulante. Sin embargo, esta construcción no fue pensada para ser escuela de artes, por lo que los espacios debieron readaptarse a las nuevas necesidades con resultados mixtos.

Edificio del antiguo palacio de justicia en 2021.

Otro aspecto negativo es que no se pueden hacer remodelaciones o cambios drásticos en el edificio. Esto significa que no se debe taladrar cualquier muro para montar esta gran pintura, y tampoco hay una gran cantidad de muros disponibles. Por fuera del edificio tampoco se puede exponer ya que hay poco espacio y aparte nadie lo cuidaría por las noches.

El único espacio viable para exposiciones es el lobby. Pero ahí normalmente se reservaba para exposiciones de mayor importancia, quizá de profesores de la misma facultad o artistas externos, nunca para estudiantes. Además, una de las paredes tiene un mural de Jesús Álvarez Amaya, elaborado en 1956, que no puede ser intervenido.

El único muro disponible estaba en la pequeña biblioteca dentro del edificio de la Facultad. No era muy grande, pero si tenía la oportunidad de ser visitado por todos aquellos estudiantes que consultaran algún libro o accedieran a las computadoras de Internet, no es un mal lugar para poner una exposición.

De forma que los estudiantes iniciaron gestiones para montar ahí su obra, lo cual fue un proceso complicado, pero a final de cuentas lo lograron. En este entonces el maestro Daniel Serrano era el director de la Facultad, el maestro Salvador León era subdirector y el maestro César Castro era el coordinador de la carrera.

Los estudiantes mostrando orgullosamente su trabajo: «Sueño I».

Afortunadamente las autoridades accedieron y los estudiantes pudieron mostrar su «Sueño I» en el muro de la biblioteca. De hecho, todo el grupo formó un colectivo artístico de nombre Ars Ludens, y para este punto ya habían organizado exposiciones colectivas en diversas partes de la ciudad. Esta tarea era muy complicada, por no decir que en ocasiones es complejo montar exposiciones en lugares que no son dedicados al arte.

El excoordinador de la carrera de artes plásticas César Castro con parte del colectivo Ars Ludens en una exposición en la Feria del libro de la UABC, en 2013. En la fotografía se encuentran, de izquierda a derecha, Isela Quiñones, Vannia Hernández, Aída Moreno, Mireya Sánchez y Raquel Monsalvez. Ésta última se encontraba en intercambio desde España.

El colectivo pensó que muchos estudiantes compartían la misma dificultad para montar sus primeras exposiciones. Esto es más evidente cuando sabemos que lugares como el Centro Estatal de las Artes (CEART), coordinado por la actual Secretaría de Cultura, piden como requisito poseer cuando menos tres exposiciones individuales para exponer ahí.

Centro Estatal de las artes Mexicali.

Además, esas tres exposiciones no pueden ocurrir en cualquier sitio. Deben efectuarse en alguna institución que te expida constancia con validez oficial. ¿Cómo puede un estudiante de artes iniciar su trayectoria si los lugares que expiden constancia le piden trayectoria?

El colectivo Ars Ludens inició entonces un proyecto autogestionado y sin fines de lucro, para ofrecer a estudiantes primerizos la oportunidad de exponer. La UABC expediría una constancia correspondiente que les ayudaría a iniciar esa trayectoria que tanto se solicita en los ámbitos institucionales del arte. Aparte, el estudiante ganaría muchísima experiencia y la primera posibilidad de enfrentarse a un público real.

Isabell Gallardo, Isela Quiñonez y Mireya Sánchez.

De manera que los estudiantes pidieron a las autoridades el muro de la biblioteca donde habían expuesto su «Sueño I» para montar exposiciones regularmente. Durante el proceso de gestación de esta idea, el colectivo recibió muchísimo apoyo y asesoría de profesores como la doctora Katery Mónica y el maestro César Castro. Pero fue un proceso muy burocrático, de muchos trámites y resolución de muchos problemas, pero aún así consiguieron la autorizaciones pero con algunas limitantes.

Por ejemplo, tenían permiso de taladrar el muro de la biblioteca, pero deberían resanarlo con sus propios recursos. Esto complicaba la situación, porque como afirmó Aída Moreno, la primera directora del nuevo proyecto: «Ni modo que le cobremos al artista, al estudiante, que con trabajos puede pagarse los materiales», de forma que había necesidad por parte del colectivo de aportar dinero.

Aída Moreno (de negro) en la biblioteca de la Facultad de artes, durante una práctica de montado de obras. Detrás de ella se encuentra Mariela D’Alvarado.

Cabe destacar que estos estudiantes se lanzaron al ruedo sin tener conocimientos formales de museografía y sin tener experiencia en una galería previamente. Aún así, su objetivo era crear exposiciones de arte completamente formales, con museografía profesional y con corte de listón, presencia de medios, etc. Resultó obvio que necesitarían un organigrama y varios roles principales para la una dinámica funcionara. Las primera mesa directiva quedó establecida de la siguiente manera:

  • Dirección General: Aída Moreno.
  • Relaciones públicas: Mariela D’Alvarado.
  • Secretaria y asesor de museografía: Mireya Sánchez.
  • Vocera: Isabell Gallardo.

Tocaba el turno de nombrar el proyecto. Se eligió «Muro verde» porque las exposiciones estarían en el muro de la biblioteca. Pero este estaba pintado de blanco, lo «verde» se refiere a la inexperiencia de la gente que expondría ahí. Todavía estaban «verdes» porque estaban empezando en el mundo del arte. Entonces, «Muro verde» se refiere más que nada al proyecto, no tanto al muro físico en sí.

Isabell Gallardo, la vocera, escribió varios textos que definieron el proyecto. En la página de Facebook del Muro verde puede leerse lo siguiente:

Este proyecto será un espacio de convivencia oportuna para encontrarnos más íntimamente con estilos y talentos que en la mayoría de las ocasiones no van más lejos de los límites de un aula. “El Muro Verde” es también, pensar en nosotros mismos como estudiantes de arte y permanecer en este estado de apertura donde no hay rutas únicas y donde la riqueza en el aprendizaje y la diversidad son los valores fundamentales.

Texto escrito por Isabell Gallardo.

La primera exposición que montaron sucedió en septiembre de 2012. El equipo decidió que sería una buena idea realizar una exposición del colectivo Ars Ludens, es decir, ellos mismos, a manera de experimento. Esto les permitiría toparse con todos los problemas que pudieran presentarse sin afectar a terceros. De forma que tomaron obras que ya habían expuesto anteriormente en el CEART para exponerlas ahí.

Invitación a la primera exposición en el Muro verde.

Todo el equipo del Muro Verde se repartió tareas: unos hicieron la curaduría de las piezas, algunos las montaron al muro, otros realizaron un registro fotográfico de todo el proceso, otros crearon la invitación y la enviaron a través de las redes sociales, otros convocaron a los medios. Era el momento de la verdad, y la inauguración quedó fechada para el jueves 13 de septiembre de 2012.

¿Llegaría gente al evento? ¿Asistirían los medios de comunicación? ¿Habría una buena respuesta del público? Todas estas eran incógnitas. La exposición colectiva se nombró «Rojo» y se estableció estratégicamente que la inauguración sería a las 12 p. m. A esa hora la mayoría de los estudiantes aún se encontraban en la escuela, de forma que pidieron permiso a los profesores para dejar salir a los estudiantes a asistir a la inauguración y contemplar la exposición.

Asistentes a la inauguración de la exposición «Rojo»en el Muro Verde.

El día de la inauguración se logró convocar a un número importante de visitantes. En parte se logró gracias a que casi todos los profesores la facultad dieron permiso a sus estudiantes para estar ahí. Pero además se unieron a esto familiares de los expositores, profesores y administrativos de la facultad, gente interesada en las artes y medios de comunicación.

En ceremonia de inauguración se pronunciaron algunos discursos, incluyendo uno del maestro Daniel Serrano, director de la facultad. También se entregaron respectivas constancias a todos los artistas. Posteriormente se procedió al corte del listón y recorrido por la exposición.

Integrantes del «Muro verde», acompañados de las autoridades de la Facultad de Artes. De izquierda a derecha: Salvador León, subdirector académico, Daniel Serrano, director y César Castro, coordinador de la carrera de artes plásticas.

El tamaño de la biblioteca era muy reducido, por lo que los discursos inaugurales de las exposiciones se tenían que hacer en el lobby de la facultad. Ahí también se ponía el ambigú, que tradicionalmente sería proporcionado por los mismos artistas.

Aída Moreno e Isela Quiñones el día de la inauguración.

Después del discurso, se pasó a cortar el listón y tomar las fotografías correspondientes que se publicarían en una página de Facebook creada para difundir los eventos. La gente pudo pasar en grupos reducidos, por turnos, a observar las obras, ya que

Corte de listón de inauguración «Rojo».

Afortunadamente los medios de comunicación asistieron al evento y se publicó una nota al respecto en la sección «Mosaico» del diario La crónica de Baja California el sábado 15 de septiembre. También la Gaceta Universitaria, el órgano informativo oficial de la UABC, publicó una nota de nombre Colectivo Ars Ludens promueve «El Muro Verde».

Nota en La crónica de Baja California, publicada el 15 de septiembre de 2012.

En mis entrevistas con los chicos integrantes del proyecto detecté la pasión con la que muchos de ellos participaron en él. Solo puedo imaginar cómo se sintieron al pasar de la impotencia de no tener un lugar donde mostrar su trabajo, a construir todo un proyecto formal para lograrlo por cuenta propia. La primera exposición fue un éxito y los estudiantes estaban eufóricos.

Como se darán cuenta, el Muro verde inicia literalmente con un sueño. El sueño continúa hasta el día de hoy. Pero, ¿siguió con el mismo éxito después de su primera inauguración? ¿Qué pasó cuando los integrantes del colectivo Ars Ludens se graduaron? ¿Cómo fue que el Muro verde llegó a Tijuana? Todas estas preguntas serán respondidas en mi siguiente artículo sobre el tema.

Miguel Lozano.

Por Revista Escafandra

Revista de periodismo cultural editada por la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Baja California.

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